Solemos hacer dos viajes al año, llevamos ya muchos años haciéndolo, y el pasado dos de noviembre decidimos alojarnos durante cuatro noches en este céntrico hotel de Estambul. MUSTAFA nos subió en un inquietante ascensor a la habitación 407, y ya, nada más abrir la puerta, la sensación no fue buena; el techo era muy bajo, y en el centro de la habitación aún bajaba más porque una viga adosada al techo la atravesaba de izquierda a derecha, de tal manera que una persona alta, andando normalmente, se toparía con ella; a esto, se sumaba además que la habitación era muy lúgubre y oscura porque el cristal de la ventana estaba forrado completamente con pegatinas de Mezquitas y paisajes de la encantadora Estambul, ocultando así con la opacidad de su cristal, la extremadamente cercana y mugrienta pared de enfrente, plagada de negros manojos de cables, tuberías y sucios aparatos de aire acondicionado; MUSTAFA, cuando nos enseñó la habitación, pícaramente, en lugar de abrir la ventana, se limitó a abatirla de la parte superior para ocultarnos “el paisaje” descrito; rápidamente advertimos a MUSTAFA de nuestros deseos de cambiar de habitación; él, nos aseguró reiteradamente (y seguramente falsamente, según lo visto en la página de internet donde contratamos este hotel), que “todas” las habitaciones del hotel eran iguales, y nosotros que únicamente teníamos intención de permanecer en esta infame habitación las horas necesarias para dormir, no quisimos continuar ahondando en la discusión. Cuando nos disponíamos a deshacer nuestras maletas, pudimos comprobar inequívocamente, que era imposible que cupieran en aquel minúsculo armario ni siquiera el contenido de una de ellas, así que tuvimos que correr la cama grande pero incómoda, para depositarlas en el suelo, lugar donde permanecieron ambas durante nuestras cuatro noches de estancia. A lo ya descrito, añadir que algún rincón común del hotel en la planta baja, sí es bonito, con vistosos sillones fucsias muy rococós, pero las habitaciones son viejas y con un mantenimiento deficiente, la limpieza tampoco es su principal virtud, de tal manera por ejemplo, que es muy visible la silicona muy ennegrecida en las juntas del mobiliario del baño. Nos gustaría destacar algún aspecto más positivo, pero ni siquiera el pobre desayuno carente de bollería se salvó, desayuno, que además era servido en un local en el que en dos de los tres días que desayunamos, se quedó pequeño y nos obligó a desayunar con abrigo, en una de las mesas ubicadas en la calle. La ubicación del hotel es muy buena, pero aunque la calidad del hotel donde uno se aloja no es lo más importante, sí puede contribuir a hacer la estancia en esta magnífica ciudad aún más agradable…, ustedes sabrán……
Fecha de la estadía: noviembre de 2018Calidad/precio
Habitaciones
Servicio
Tipo de viaje: Viajé con mi parejaConsejo sobre las habitaciones: Nunca coger una habitación accesible por el ascensor ubicado al fondo de la recepción; escoger...
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