Después de visitar el Jungfrau, decidimos no comer en Kleine Scheidegg y seguir con el tren hacía Grindelwalg. Ya era muy tarde, sobre las 14h, así que despues de mirar las opciones que teníamos para comer cerca de la estación, nos decidímos por el Derby.
Disponen de diferentes menús, pero como ya era tarde, escogimos un plato por persona de la carta (éramos tres): un plato de pasta, uno de rösti y uno de verduras salteadas. La comida estuvo bien y no salió cara.
El servicio y la atención variaron mucho en función del camarero. El primero que nos tomó nota y nos sirvió los platos fue muy atento, rápido y servicial, pero a la que acabó su turno y quedo uno de los camareros del hotel, costó un mundo pedir unos cafés y la cuenta.
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