El hotel está situado al final de Finale Ligure, en la montaña, a escasos metros del mar. Lo medianamente positivo de este hotel se resume en: 1- Está cerca cerca de la playa, 2- Algún miembro del personal es simpático, 3- Algunas habitaciones tienen vistas al mar, todo lo demás es negativo.
El Parking es de unos 6 coches puestos en batería a la entrada, una vez llegas, tienes que subir la cuesta, empinada, ya que no se puede subir en coche hasta recepción, todo esto con las maletas a cuestas porque no baja a ayudarte ni Dios. El acceso del hotel es horrible, me acordaré siempre de la dichosa cuesta, bajarla no cuesta pero subirla...sobre todo si van con niños o gente mayor.
La recepción por lo general bien, pero a la dueña del hotel le falta mucho por aprender, borde y desagradable, se nota que está ahí por su marido, es una rubia con gafas, para que la evitéis.
El restaurante es caro, sobre 40€/cabeza, tiene buena pinta pero mi cuñado se encontró trozos de estropajo en su plato, le dijeron que le darían una botella del mejor vino para compensar, cosa que no cumplieron.
La habitación, al más puro estilo "de la abuela" setentera total, armarios de madera vieja de esos con llave, ducha sin presión, cama óptima para los amantes del ñiki-ñiki, el kit de baño cutrísimo (2 jabones y 2 kits dentales) no lo repusieron en las 2 semanas que estuvimos. Encima en la habitación no se cortan y hay un cartel de "cerrar las ventanas para evitar incidentes desagradables" por lo que se ve, hay mucho chorizo. La ventana es mínima, por lo que puedes ver algo de mar, lo justito, al menos en la nuestra, que por 190 al día, es la peor con diferencia en la que hemos estado, casi toda la habitación era ocupada por la cama de lo pequeña que era. La TV solo presenta canales italianos y es algo pequeña, aunque buena.
La "playa privada" es un trozo de playa normal separado por una valla de madera del resto de la playa, con la diferencia que tienes hamacas y sombrillas. La playa en cuestión es de arena pero a medida que te acercas a la orilla se hace de cantos, por lo que solo un faquir podría disfrutar pasear por ella, todo esto por el "módico" precio de 21 euros/persona/día!!!! toma ya!!! cualquier playa de España es mejor y gratis, por lo que aconsejo alejarse un poco ya que hay partes de playa que son públicas. Además te ahorras al maromo que se encarga de cobrar que es algo desagradable. Mención especial para los vendedores, hubo momentos en que había 1 VENDEDOR CADA MINUTO!!! masajes, flores, collares, chorradas varias, hasta abrigos!!! te intentan meter de todo y son pesadísimos, ya que pagas una pasta lo que menos te pueden ofrecer es descanso pero ni eso.
Además el acceso a la misma es penoso, tienes que cruzar la carretera nacional por un tramo que no hay paso depeatones ni semáforos ni nada.
Los fines de semana ponen buffet con música en directo, así que olvídate de descansar antes de las 23:00 que cortan la música.
Consejo: Hay habitaciones que están a 1 metro escaso de la terraza, por lo que la privacidad es 0, mirad esto si pensáis ir allí.
La piscina es pequeña y poco cuidada, las hamacas estaban comidas de excrementos de pájaro y no había personal presente, será que de ese modo te obligan a pasar por caja en la playa.
Por último lo mejor,el desayuno. Lo único bueno, los quesos, por lo demás: Foccacia aceitosa revenida, va por estratos, los del lunes en el fondo, los del jueves arriba del todo. La pastelería ínfima, unos cruasanes rellenos de mermelada o cabello de ángel asquerosos y los de chocolate se nota que eran recalentados. El salchichón y jamón de york de carnaza, solo lo utilicé para lo que comentaré luego. El zumo te lo ponen con el cartón!!!!!! no se molestan en ponerlo en jarras bonitas, tu mismo coges el tetrabrick y te lo hechas. Una ponchera llena de fruta semi congelada y por lo demás, las galletas, cereales, etc que encuentras en cualquier hotelillo.
Ojo; en el hotel no saben lo que son las trampas o repelentes de insectos, por lo que desayunar en la terraza te evocará alguna escena de la película avispas asesinas, un mínimo de 8 revoloteaban por nuestra mesa, con el incordio y asco correspondiente. Ya que en el hotel no hacen nada, puedes coger un plato con su jamón de york, por el que tienen predilección y colocarlo en una mesa alejada, así al menos algunas se entretienen y te dejan en paz.
En fin, un hotel carísimo para lo que ofrece, sin ningún tipo de atractivo más allá de unas buenas vistas y con un acceso horrible, no volveré.