El primer motivo por el que me decanté y luego me encantó esta pensión, es porque está situada fuera del ajetreo de Bled y los alrededores del lago. Situada, a unos 10-15 minutos a pie del lago (se puede acceder a él fácilmente), cambias de un entorno totalmente turístico por una urbanización tranquila rodeada de campo y con vistas a las montañas.
El segundo motivo, es el estilo tradicional alpino de la casa, espaciosa, con un gran jardín y balcones en las habitaciones (en nuestro caso, con vistas a la montaña también).
La habitación era cómoda, suficientemente ancha y muy limpia, así también el baño. Nada que objetar, ningún aspecto negativo. El único detalle es que desde nuestra habitación no se cogía bien el WIFI.
El desayuno buffet, que puedes tomar en un ancho comedor o fuera en el jardín era variado y muy completo.
Otro de los aspectos más positivos es la amabilidad y predisposición del personal en todos los aspectos. La explicación inicial y recomendaciones de que visitar tanto en Bled como en sus alrededores que nos hizo la anfitriona fue imprescindible.
La pensión, tiene disponible también para sus clientes bicicletas que puedes tomar prestadas de forma gratuita, por si quieres ir al pueblo al lago más rápido, o simplemente darte una vuelta sobre dos ruedas y disfrutar del paisaje, que es también una magnífica idea.
Cada día, publican en una pizarra el menú de la cena de la noche, si te interesa solo tienes que apuntarte, nosotros no lo probamos ningún día, pero el precio no estaba mal, 15€.
Destacar también el bar que hay en el jardín, te sirves tu mismo lo que quieres, lo apuntas en una libreta y luego te lo cobran al marcharte.
La pensión dispone también de un SPA que tenía muy buena pinta pero que no probamos porque era un poco caro.
La relación calidad/ precio es correcta, teniendo en cuenta que Bled es una población muy turística y el servicio que ofrecen.