El hotel es bueno, el desayuno está bien y las habitaciones son muy cómodas. Yo viaje sola y tuve suerte porque conseguí una con una cama doble inmensa y una individual, led, frigobar, caja de seguridad, etc. Lo único malo es que la ventana no tenía una buena vista, a pocos metros estaba el balcón de un edificio, pero no estuve mucho en la habitación más que para dormir. El hall del hotel es muy bonito y amplio. Quiero destacar la atención de la gente de front desck como las encargadas de la limpieza, todos súper amables. Use sólo una vez la piscina, que lamentablemente es bastante chica y le da bastante sombra. Pero teniendo playa es un dato menor. Maceió es una ciudad grande y bastante peligrosa por lo que la ubicación del hotel para mí fue una de las mejores cosas, ya que viajé sola aunque por suerte conocí gente maravillosa y hoy tengo muchos amigos brasileños. Tambaquí está a una cuadra de la playa de Ponta Verde, uno de los lugares mejores vigilados de la ciudad. La playa no es la más linda, por eso está muy bueno hacer tours a otras playas (no se pierdan Praia da Gunga -con buggy sí o sí- ni Maragoggi, aunque hay más para conocer), en el hotel de dan toallas. Muy cerca de Tambaquí están las dos ferias artesanales que tiene cosas divinas. Lo recomiendo y volvería.