En este hotel hicimos la parada habitual a medio camino entre Los Angeles y San Francisco.
Llegamos a eso de las 6 de la tarde y estaba abierto el bar con gaseosas y algunas bebidas alcoholicas, que en ese horario se servían completamente gratis, también con snacks.
Después prepararon una BBQ en la zona de la piscina y prendieron algunas fogatas. La BBQ estaba atendida maravillosamente bien por una mexicana, que mas que cocinar parecia que estaba operando de lo impecable y ordenado que tenía todo. Algo que me dejó sorprendida por eso lo quiero resaltar. Amable, simpática, conversadora. Mis felicitaciones para ella.
Lo que ofrecían ahí eran hamburguesas, ensaladas, hotdogs. Riquísimo y a precios de risa. u$s1, 2 o 3... podías cenar perfectamente eso y quedarte en los silloncitos charlando y tomando un vino cerca del fuego.
Como nosotros estábamos solo esa noche preferimos salir a pasear y conocer un poco.
La habitación que nos tocó era en planta baja, daba al parque. Era amplia, limpia, muy cómoda y completa.
La ducha tenía la presión perfecta y las amenities de buena calidad.
La atención en la recepción era un poco lenta o no tenían mucho conocimiento de algunas cosas. Pero creo mas que nada que era porque son chicos muy jóvenes que tal vez estuvieran empezando, lo cual no me llama la atención ya que San Luis Obispo es un lugar de universitarios. De hecho se hospedaban padres y familiares que había ido a ver a los estudiantes que también los visitaban allí. De todas formas, esto no cambia mi calificación porque no tuve ningún inconveniente, solo fue algo que noté.
El ambiente del hotel es muy bueno, tranquilo y familiar.
El desayuno completo.
La piscina limpia y de tamaño adecuado para el tipo de hotel.
El WIFI funcionaba bien, sin cortarse.
Me gusto mucho, la verdad. Lo recomiendo y me encantaría volver. Mi hija sigue hablando de esos hotdogs!