Me llamo Mary, he estado 5 días de vacaciones con mi famila en Las Casas do Palheiro Velho y ha sido una experiencia magnífica. Eramos 5 adultos y 5 niños, y todos lo hemos pasado muy bien. Los niños tenían mucho espacio para jugar y para poder disfrutar de la naturaleza. Domingos y Anabella son unas personas increíbles, muy educados, atentos y amables, siempre preocupados de que nuestra estancia allí fuera de nuestro agrado y procurando que todos fisfrutáramos al máximo. Hemos disfrutado mucho de su presencia y de las de sus hijas, especialmente de Magdalena, que desde aquí le envío un besito muy grande, porque ha sido una encantadora amiguita de mis nietos y se lo han pasado muy bien todos juntos. Sé que ellos la echarán de menos.
La casa está muy límpia y es cómoda y agradable. Los desayunos son increíbles. Cada día nos servían un pan buenísimo, con huevos revueltos, salchichas y bacon, dos tipos de quesos y jamón york, 4 tipos distintos de mermeladas caseras, cada cual mas rica. Cruasanes y bollitos, mantequilla, y zumo de naranja natural recien exprimido, café y leche. Por la Pascual nos pusieron tambien 2 tipos riquísimos de bollo de páscua y huevos de chocolate para los niños. Y todo ello tan abundante que complacía al comensal mas exigente.
Es una casa ideal para pasar unos días tranquilos y relajarse a gusto. El lugar es muy apropiado para los que desean disfrutar del senderismo en pleno contacto con la naturaleza y tiene un clima muy bueno.
Las playas están muy cerca, todas magníficas, y hay muchos lugares muy interesantes para visitar. Tanto Domingos como Anabella nos aconsejaron muy bien a donde podíamos ir cuando queríamos salir a conocer alrededores.
Desde aquí quiero enviarles a ellos dos mi mas grande agradecimiento por todo lo que se han esforzado porque los niños se lo pasaran en grande, como así ha sido, enseñándoles todos los animalitos y prepárandoles la piscina para que ellos pudieran disfrutar del hermoso día que pasamos todos bañándonos y jugando en el jardín. Siempre atentos y amables, les traían cada día a la conejita para que los niños pudieran acariciarla y jugar un buen rato con ella, ellos todos se lo han pasado en grande y por el camino de vuelta a casa nos decían que querían volver otra vez a pasar allí las vacaciones. Un maravilloso recuerdo que conservaremos siempre.
A las personas que les guste la privacidad que no se preocupen, que ni Domingos, ni Anabella, les van a molestar, porque saben ser muy discretos y retirarse. A nosotros nos gustaba que estuvieran por allí y disfrutamos mucho de su presencia.
Un cariñoso y agradecido recuerdo para ellos dos.