De los 4 vuelos que cogimos para el trayecto de ida y vuelta desde Barcelona a Vietnam, solo el pimero Barcelona-Doha valió la pena porque el avión era nuevo, comodo y con buen espacio para las piernas. En el resto de los vuelos, los aviones eran antiguos, estrechos y con muy poco espacio para las piernas, siendo vuelos de larga distancia. En el vuelo Ho Chi Min-Doha, el respaldo de mi sillón se iba hacia detrás, lo que supuso despegar sin poder posar mi espalda en el mismo. En lugar de cambiarnos asiento nos tuvieron media hora a mi marido y a mi de pie mientras la azafata encargada intentaba arreglar el desaguisado con un tenedor, pidiendome luego que cambiara mi sitio para el aterrizaje. En el siguiente vuelo otras personas habían ocupado nuestros asientos, teniendo que llamar varias veces a la azafata para solventar el asunto. La relación precio-calidad muy deficiente. Nada que ver con lo que publicitan. Eso sí las comidas bien.…