El barrio latino bulle de vida intelectual, esplendor
arquitectónico y diversión continuada. Sus pequeñas
calles están repletas de edificios clásicos, bares de
estudiantes y animados restaurantes. Las plazas están
dominadas por monumentos históricos. Define la zona la
vetusta Sorbona, de 800 años de antigüedad, donde la
lengua latina prevaleció en el pasado. Es también
famosa por el Panteón, que homenajea a los grandes
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hombres y mujeres de Francia. Durante el día, los
estudiantes se apresuran de las clases a la
biblioteca, y los intelectuales pueblan las terrazas
de los cafés. Cuando cae la noche, los
establecimientos del barrio se llenan para empezar la
auténtica diversión. Las partes más animadas están en
los alrededores de la Rue Mouffetard, llena de
creperías y puestos de comida internacional, y la
Place de la Contrescarpe, caracterizada por los
restaurantes con terraza. En definitiva, el barrio
proporciona alimento para la mente, el cuerpo y el
alma.
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