Lo mejor es acercase a este mercado un sábado, cuando hay puestos artesanales, música en directo, y muchos tenderetes en los que se ofrece comida de diversos países (¡¡¡incluso paella española!!!!). Y todo en un edificio de estilo victoriano muy bonito, en el que resguardarse si llueve, algo muy habitual en Belfast. No hay que perdérselo.