Este pequeño museo está situado en un extremo del puerto. El paseo para llegar a él ya es en sà agradable. La colección del Museo, que se inicia con una ánfora fenicia, está basada en gran parte en los hallazgos submarinos procedentes de naufragios y ofrece un insólito recorrido por los sistemas de transporte de los productos mediterráneos (aceite, vino, trigo...), con una amplia variedad de ánforas, y por las redes comerciales en la antigüedad. Es sobrecogedor ver granos de trigo carbonizados, gà rum, espinas de pescado y ¡sobre todo!, unos recipientes de cristal con vino hallado en ánforas aún selladas. Todo de hace unos dos mil años.
El recinto museÃstico no es muy grande pero está muy bien estructurado, con las piezas situadas en grandes vitrinas diáfanas y los paneles informativos oportunos y amenos. Consta de dos plantas, con la superior más reducida. En la parte exterior se exhiben los restos de una villa romana con unos mosaicos al aire libre en un estado algo precario de conservación.