Es una bonita experiencia, pero para el que ya ha podido ver cataratas en otras partes del mundo, no va a ser tan especial. No son tan imponentes como las de Iguazú, ni con la belleza exuberante de las de Uzud, Skogafoss o las de Victoria. El hecho de tener edificaciones al frente me parece que le quita parte de la magia de estos lugares. Lo bueno es que la tener tanta infraestructura a su alrededor, hace que ir sea muy facil y conseguir lo que uno quiere o necesita es bastante cómodo.