Este fue uno de los lugares que más me impactó en una viaje reciente a Israel. Por lo menos el día que yo fui, estaba bastante llena, hice una fila de al menos 40 minutos para ingresar y no permitían tomar fotos ni afuera, ni tampoco mucho menos dentro, en donde se supone estuvo el cuerpo de Jesús. No permiten tampoco ingresar con shorts, ni los hombros destapados. Una vez adentro, los sacerdotes a cargo -desconozco la demoninación- te permiten solamente unos minutos para estar ahí, así que hay que aprovechar cada momento. Si bien la experiencia para el creyente siempre es mejor, recomiendo también la visita a cualquier persona.