El paseo por el Arroyo de las Hadas nos pareció una auténtica preciosidad: Ir andando por el cauce del arroyo, con las dunas de arenas de colores a ambos lados, la vegetación, sin apenas gente, escuchando el ruido de la naturaleza... Fue encantador.
Si se va al atardecer ¡Cuidado con los mosquitos! Que no se olvide el repelente.