Sin lugar a dudas ha sido una de las mejores experiencias que hemos podido vivir en Costa Rica.
Nuestro guía fué Kenny y no podíamos haber estado mejor acompañados y atendidos. Un 10 de principio a final.
La única manera de acceder al alojamiento es mediante rafting, con lo cuál sólo puedes llevar lo imprescindible. En nuestro caso nos guardaron las maletas grandes de viaje hasta finalizar la experiencia y nos fuimos con las mochilas dónde llevábamos lo necesario para los tres días.
El rafting es muy seguro. Te dan casco y chaleco de protección. Los guías son expertos y conocen muy bien el río. Además nos acompañaba una persona extra de soporte que iba siempre cerca en una piragua.
Realizamos dos salidas en rafting. La primera de aproximadamente 1h30 y la segunda de unas 4h con parada para almorzar. El Río es espectacular, la segunda parte es la más escénica. Es indescriptible lo bonito que es el paisaje y la de flora y fauna que se ve durante el recorrido. Flotar en las zonas tranquilas del río es muy recomendable. También en esta segunda salida nos acompaño un fotógrafo profesional que hizo fotografías durante el recorrido y luego nos vendió todas a muy buen precio.
El hotel Ríos Tropicales nos pareció espectacular, su entorno en plena naturaleza lo hace mágico. Desayunamos, almorzamos y cenamos de maravilla, especialmente en las cenas dónde nos preparaban una mesa con velas y vino. También pudimos disfrutar de la "happy hour" (una copa y picoteo buenísimo) sobre las 17h30.
Sí todo esto no era suficiente, también nos surgió la oportunidad, gracias a Kenny, de conocer cómo era antiguamente un poblado indígena que se encuentra a unas horas de camino des del hotel.
¡PURA VIDA!