Es un lugar maravilloso de gran valor histórico, sus construcciones antiguas, decoración, habitaciones hacen imaginar como fue la vida de esos años. Rodeado de naturaleza, con un parque que invita a caminar y disfrutar de la tranquilidad. A eso, sumado con una esmerada y excelente atención de parte de todo el personal y dueño, se preocupan personalmente que disfrutes tu estadía. Las instalaciones limpias, un lugar donde se puede respirar nuestra historia. Su gastronomía a nivel del mejor restaurant. Lo mejor almorzar y cenar en ese gran comedor. En cuanto a la piscina, se encuentra fuera del hotel, sin embargo se puede llegar fácilmente caminando o si se prefiere en auto, dado que se encuentra a unos cuantos metros del hotel. Buenas instalaciones, solo mejorar un poco el mantenimiento de la piscina, el resto todo muy bien. Totalmente recomendable, para volver una y otra vez...…
. Un personal afable, diligente y siempre preocupado .de satisfacer a los pasajeros, comandados por los propietarios de la Hacienda, herederos de 17 generaciones que han vivido en esta Hacienda, patrimonio nacional. Se debe destacar al señor Arèvalo, guìa que nos hace recorrer las múltiples habitaciones y jardines, que perduran desde los años de 1600, por lo cual ha contado con la presencia de importantes hombres de la historia de Chile, entre ellos, quien viviò aquí, don Josè Gregorio Argomedo, Secretario de la Primera Junta Nacional de Gobierno. Visitar y permanecer por algunas horas o dìas en esta hacienda, es un verdadero privilegio al convivir con la historia nacional y la naturaleza. Mis felicitaciones a los propietarios, señores Germàn Claro Lira y Germán Claro Lyon.y por su intermedio al excelente pèrsonal que atiende a los visitantes. EUGENIO ANDRÈS JARAMILLO MUÑOZ.…
entrar a la Hacienda Los Lingues es una invitación a un viaje en el tiempo por la historia de una de las Haciendas familiares más antiguas de Chile y América y a conocer por dentro el estilo de vida de una de las familias más nobles de Chile, la familia Lira Argomedo. El recorrido por sus salones, habitaciones y jardines puede ser enriquecido con un buen almuerzo en su patio central o una cabalgata por sus cerros que permiten dimensionar desde lo alto lo que fue la época de gloria de los Lira con tres fundos que completaban el valle completo hasta que el horizonte visual lo permitía.
Paseo a Rancagua, almuerzo en un entono campreste con casona de fin de siglo, mucha naturaleza, una capilla Hermosa muy bien mantenida y cuidada. Comedor con chimenea ornamentado a la usanza antigua, la atención de mesas muy atenta, la comida exquisita.
Lugar cómodo y agradable, lindos salones para compartir en familia. La comida muy rica. El lugar no es tan grande como para salir a caminar pero está muy bien cuidado. Para un par de días está perfecto. Buena calefacción y excelente atención.
¿Es el propietario o administrador de este establecimiento? Solicite su perfil gratis para responder las opiniones, actualizar su perfil y mucho más.
Solicitar su perfil