Es un lugar precioso, especial para relajarse y mirar los preciosos cielos de la 4ta región. El desayuno incluido es muy rico y los almuerzos y cenas disponibles extraordinarias. Todo el personal es muy amable. Fernando, quien está a cargo de todo es muy atento. Es un ambiente perfecto. La piscina y sus alrededores están perfectos. Más que recomendable. Volveré sin duda.
El hotel es lindo, cuenta con piscina de libre uso, las habitaciones están bien equipadas sin embargo no tienen luz natural y se escucha hasta cuando hablan en las habitaciones contiguas, por lo que es complejo tener un sueño desde y hasta el horario que quieras. El restaurant ofrece desayuno, almuerzo y cena. Para el almuerzo y cena se realiza el pedido una hora antes aprox (almuerzo hasta las 3 y cena hasta 20.30), asi tu comida está al momento en que te sientas. La atención excelente.
El lugar es muy bonito, una casona mezcla de adobe y madera, rodeada de un jardín muy bien mantenido y una piscina moderna y limpia. Habitación grande y limpia, con lindo decorado. Cama muy cómoda. La vista a las montañas desde el tercer piso es maravillosa. En las zonas comunes hay mucha luz y calidez. La comida en general es buena en el lugar. Una noche, a eso de la medianoche, fui a la cocina a ver si había alguien para pedir algo de comer. Una señora muy amable preparó 2 pancitos ricos salvadores para esa hora de la noche. Se agradece mucho la buena disposición. Debes tener en cuenta, que si eres liviano de sueño, debes reconsiderar ir a este alojamiento. Las paredes de las habitaciones son de madera con al parecer muy poco aislante, por lo que se escucha fácilmente a través de ellas. Las habitaciones tienen 2 entradas, y están rodeadas por ambos lados por terrazas por lo que quién transite por ellas será escuchado por las personas en sus habitaciones. Hay muy poca luz natural en las habitaciones, las puertas de acceso poseen ventanas pequeñas, y como afuera hay terrazas concurridas no sueles dejar las cortinas abiertas. De así hacerlo, tampoco entrará luz ya que todo está en sombra. Aunque afuera haya un sol maravilloso, debes prender las luces dentro, haciendo de una habitación tan bonita un lugar que siempre parece de noche. Sin embargo el baño posee un tragaluz que facilita la entrada del sol, haciendo que el espacio mejor iluminado sea justamente el baño. El baño no posee la tan necesaria ventana para ventilar. No hay secador de pelo. Hay colgadores para ropa, sin embargo, no hay perchas donde poder usarlos. El personal es bastante amable, pero necesita serio entrenamiento en servicio al cliente. Es un lugar que en la publicación llama al relajo al yoga y la meditación, venden tranquilidad, pero no te hablan del fácil traspaso de los ruidos, que dificultará tu sueño, ni del jardinero cortando el pasto a las 10:30am de un día sábado. Hicimos un tour astronómico para ver las estrellas con Matías, con el telescopio que ofrece la casona. Tour disperso, bastante básico, sin protocolos de seguridad. 20mil por persona. Si no a logrado hacer un tour en el Valle, haga éste como último recurso. …
Esta fue mi tercera estadía en el lugar, pero lamentablemente pasé frío y además el piso suena demasiado (quizás por ser el tercer piso). No tenía más frazadas disponibles en la pieza para arropados más. Mis hijos en segundo piso, les paso lo mismo... Me llamo la atención que no me ofrecieron masajes, o uso de bicicleta para recorrer el lugar (siempre lo hacían y podría esperar que es por pandemia).
Hotel increíble, muy sencillo pero toda la estadía fue buena. La atención de Rina y su esposo, y todo el equipo que trabaja con ellos, un 10! El desayuno exquisito, al igual que la comida que ofrecen. El lugar es hermoso, muy bien cuidado. Tiene un espacio de 15 hectáreas para recorrer, y relajarse. Los masajes y la sesión de Reiki excelentes. Sin dudas volvería. Ideal para desconectarse y relajarse.
¿Es el propietario o administrador de este establecimiento? Solicite su perfil gratis para responder las opiniones, actualizar su perfil y mucho más.
Solicitar su perfil