No ves nada lindo de paisaje, decepciona al llegar , no tiene estacionamiento. Así que tu auto corre a riesgo tuyo. Decepciona en comparación a las fotos. Y si te retractas te cobran igual una multa. Y no asumen que su muestra por internet dista de la realidad. Mejor pensarlo es mas para gente joven que para adultos mayores , no posee ascensor lo cual lo deja deficiente para gente mayor y de movilidad reducida . Hay mejores. Por valores similares .
Un lugar acogedor, limpio y tranquilo muy cerca de restaurantes y el lago. Tiene un refrigerador común de libre uso, al igual que platos, cubiertos y agua caliente de libre disposición todo el día. El desayuno es abundante y muy rico. El baño es amplio y tiene shampoo y acondicionador muy buenos. El personal es muy amable y atento. No hay habitaciones en el primer piso, por lo que no es apto para personas con movilidad reducida. Es recomendable avisar a qué hora se va a llegar para que te esperen porque no siempre el personal está a mano, pero hay teléfonos anotados en la puerta de acceso. Volvería feliz.
Excelente ubicación y hospitalidad Buena ubicación. Todo limpio muy buena atención Para recomendarlo muy central, rico desayuno Muy amable todo el personal, para días helados calentito, una chimenea hermosa para leer un libro. Volvería otra vez
Excelente acogida por parte de quienes trabajan en el hotel, tanto en la recepción como en la parte servicio de desayuno. Muy bien ubicado, a cinco minutos de la playa, centro y principales restaurantes de Pucón. El único inconveniente es no contar con habitaciones dobles con dos camas separadas, lo cual no es conveniente cuando se viaja en familia.
El hotel se encuentra muy bien ubicado en medio del Barrio Fresia, cercano a la Plaza de Armas y rodeado de las tiendas, cafeterías y restaurantes más conocidos de Pucón. Estuve los 4 primeros días sola y 3 días con mi pareja y la experiencia fue muy buena. Habitación grande con dos balcones y con vista al volcán, tranquilo, las instalaciones son limpias y amigables. Mención aparte para el desayuno servido a la mesa, con repostería casera y los mejores huevos revueltos de la galaxia preparados por María. Cuenta con servicios de masajes, de tinaja de agua caliente y de tablas de comida con bebestibles. El personal es amable y tienen datos de lugares cercanos para visitar. Las únicas dos prevenciones son que el WiFi no es bueno (sólo había buena cobertura en el comedor) y que el suelo y las escaleras son de madera. Al rodar las maletas o cuando los niños bajan corriendo se genera mucho ruido. Mi pareja y yo esperamos volver en invierno.…
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