Lo elegimos porque llegábamos muy tarde a la noche a Punta Arenas y está cerca del aeropuerto (y por tanto un poco lejos del centro). Está en un bosquecito de Lengas. Son cabañas con una cama matrimonial y dos individuales. Con una chinenea metálica. Todo de madera. Todo muy confortable. Mauricio nos buscó del aeropuerto (a la 1:30 de la madrugada) y nos llevo al centro al dia siguiente. Muy amables y colaboradores. El desayuno 10 puntos. Muy recomendable!
La casa escondida es un lugar precioso, super limpio, en un bosque idílico, de facil acceso, silencioso, calientito y cómodo. el baño impecable, buena presión de agua. Mauricio muy atento y amoroso, nos estaba esperando con cafecito, y se levanto muy temprano para asegurarse que tomaramos el delicioso desayuno. En 5 minutos se esta en el aeropuerto. Lo recomiendo a ojos cerrados!
Este alojamiento está emplazado en un área natural (a 10 minutos de la ciudad), lo cual lo hace muy especial, tranquilo y cómodo. Sus dueños te atienden de una manera increíblemente acogedora, preocupándose por todos los detalles. El desayuno es completamente casero y tiene todo lo necesario. ¡Muy rico! Incluye traslados (el propio dueño), quien te brinda sus conocimientos acerca de la zona. Habitación muy cómoda, limpia y bien calefaccionada. Gracias Mauricio por hacer que nuestra estancia fuera tan agradable.
Llegamos a este alojamiento sin saber qué nos íbamos a encontrar y nos sorprendió para bien: se trata de una cabaña principal y varias cabañas más, para grupos, en un entorno de bosque. En la cabaña principal hay varias habitaciones, así como una cocina (para uso de los dueños, una familia que cuida mucho a sus huéspedes), y un salón con chimenea y varias mesas para el desayuno. Las habitaciones cuentan con un gran ventanal al bosque, baño con agua caliente, y calefacción. Además del desayuno, el hotel ofrece la posibilidad de cenar, lo cual es una buena opción si no se quiere ir a Punta Arenas, que está a unos 10 min en auto. Sin duda lo recomiendo.
Un tesoro. A mitad de camino entre Punta Arenas y el aeropuerto. Cuando llegas, por una carretera pequeña al lado de una zona militar, no puedes ver nada. Y de repente entras en un bosque y aquí se encuentra en lugar. Precioso, muy bien cuidado, todo de madera. Te despiertas con vistas al bosque, puedes ver animales con suerte desde la cama. El trato de la família es difícil de mejorar, lo cuidan todo.
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