El hotel se encuentra en el hotel Torres del Paine frente al Lago Grey. El hotel está dentro del parque y ofrece una hospitalidad encantadora para disfrutar de la mejor experiencia. La gastronomía es uno de los principales atributos del hotel , además la reserva incluye desayuno, almuerzo y comida. Excelente experiencia
Fuimos en familia y desde la reserva fuimos muy bien atendida/os, el personal en su totalidad en muy amable y preocupados de todo y de todos, los tours, los box lounchs para salir de excursiones, los guías, el personal del restaurante, todos hacen que sea una excelente experiencia de un lugar maravilloso. Agradecer a Maximiliano por su preocupación y detalles para nuestra estancia, Sebastián Cortés del área de restaurante y a todos nuestros guías, en especial a Ricardo. El lugar una maravilla, frente al glaciar grey y las montañas y la naturaleza, contábamos con la visita de un pájaro carpintero hermoso que estaba fuera de la recepción, maravilloso. Volveríamos una y mil veces, decir que la comida es una maravilla, desayuno buffet. En nuestro caso, optamos por la opción todo incluido, fue una muy buena decisión, la habitación de tres camas, adecuada para nuestro grupo familiar. El traslado estaba incluido ida y regreso, servicio individual, sin ningún problema en sus servicios y una muy buena calidad en ellos. Hice uso de servicio de lavado, a un muy buen precio y rapido.…
Es todo lindo desde donde se mire. El hotel tiene un cuadro natural justo al frente, donde hicieron un living para poder simplemente apreciar. Es un rico hotel, con un paisaje envidiable, comida muy buena, muy buen personal - gente muy amable. Además el catamarán del Lago Grey es del hotel… reservar y salir con ellos. Su pie de limón, el mejor que me he comido!
Reservamos este hotel a través de su web. Maximiliano fue quien atendió por correo todas nuestras dudas (pago de la estadía, entradas al parque Torres del Paine, excursiones incluidas y el traslado desde el aeropuerto de Punta Arenas). Al llegar, en el mismo estacionamiento, había un citófono para llamar a alguien que ayudara con el equipaje: estaba malo. Solo alcancé a saludar, pero eso fue suficiente para que llegara Manuel con un carrito a recoger nuestras maletas, y llevarnos a Recepción, donde nos hicieron anotar nuestros datos y temperatura, mientras Manuel desinfectaba el equipaje. En Recepción, Fernanda nos dio la llave de la habitación, nos dijo dónde se programaban las excursiones y la navegación al glaciar Grey, y nos consultó los horarios que deseábamos para el desayuno, almuerzo y cena, dado el aforo que exige la pandemia. Para llegar a la habitación (superior, con vista al glaciar) debimos caminar unos cuantos metros y subir varios peldaños, al aire libre , sin techo, mientras llovía. Manuel llevaba nuestras maletas. Solo el pasillo que dirigía a la habitación era techado y tenía una muralla de palos de madera por donde se colaba todo el viento. Así que hay que abrigarse bien para ir al edificio de la Recepción/comedor. La habitación (Nº 914) era amplia, con un gran ventanal con vista al glaciar, cama súper King, dos veladores con sus respectivas lámparas de noche, un sitial, una mesa con televisor, un radiador (calefactor), una mini mesita y un clóset que, para el precio de la estadía, parece chiste. Tenía una barra para colgar de apenas 40 centímetros, con 5 ganchos de ropa, y dos repisas de 50 cms cada una. . Lo más insólito es que ese espacio de closet estaba sucio. Una de las repisas estaba llena de migas (¿de galleta?) al igual que el piso. Por tanto, llamamos a Recepción para que viniera alguien a limpiar. Llegó un chico muy amable. Destacar que allí mismo (en el “closet”) está la caja de seguridad, en una repisa exclusiva para ella… que para nuestra ‘santa paciencia’ estaba cerrada. Por tanto, tuvimos nuevamente que llamar para que alguien la pudiera abrir. Vinieron dos personas y después una tercera, que finalmente supo cómo abrirla. El baño, cómodo, con radiador (calefactor), secador de pelo, ducha con shower door y jabón de cuerpo, shampoo y acondicionador. Después de lavarme las manos, como había salpicado un poco de agua, sequé el piso y… ¡oh! Allí había un montón de pelos (no míos). Por lo que en Recepción ya me quejé de la no-limpieza de la habitación. Allí mismo preguntamos si había servicio de lavandería. Me respondieron que sí, que había que meter la ropa en una bolsa y completar la lista respectiva que estaba en la habitación. Pero allí no había nada, por lo que tuvieron que enviar a un chico para que me llevara la bolsa y la lista de registro/precios. En fin. Nuestro programa era ‘todo incluido’. Fuimos a cenar. En la carta había varias alternativas de entrada, fondo y postre. Pedimos ceviche de atún y timbal de centolla, cordero braseado y salmón grillado y fruta (todas inmaduras, poco sabor). El desayuno es buffet, muy completo (completísimo: variedad de panes, huevos revueltos y a la copa, tocino, facturas dulces, postres, fruta, cereales, yogurt, jugos, café y te). Para el almuerzo hay un menú con opciones determinadas. El vino de la casa es Castillo Molina. Y el bar es libre, con variedad específica. El resto se paga adicional. Con todo, el lugar es fantástico. Hay diferentes excursiones y si no, se puede descansar mirando el macizo y el lago Grey.…
Hermosa la vista de la habitación, un lugar tranquilo para descansar. Buena la comida del restaurant en la cena al igual que recomendado el sour de calafate en el bar. El desayuno era buffet y tenía resguardos de cuidados ( salud )bien variado. La atención también la destacamos, tanto del bar como restaurant. Además, está bien ubicado para hacer luego la navegación al glaciar.
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