Recorrer en bicicleta las onduladas colinas de la Provenza y sus encantadores pueblecitos, atravesando caminos de tierra serpenteantes y pasando por acueductos romanos de más de 200 años resulta a ratos emocionante y a ratos relajante. Pero también podrás realizar una serie de actividades en otras partes de la región, desde escalada de precipicios hasta paracaidismo, pasando por equitación y esquí alpino.

Aix, una ciudad elegante y animada, es conocida por sus baños de aguas termales, escuelas de arte y universidades. Pasea por el Cours, el casco antiguo y el Quartier Mazarin a pie, deteniéndote en las cafeterías, las librerías, los mercados… Si vas con niños, y se quejan, ponlos a contar fuentes. Se dice que en Aix hay mil.

Montpellier es una ciudad moderna en muchos aspectos, muy conocida por sus calles jalonadas por tiendas de prestigio y numerosos restaurantes de calidad. Cuenta con su propio aeropuerto, cosa que favorece que esté muy concurrida en los meses veraniegos, aunque el resto del año sea bastante tranquila. Coge el coche y visita las playas de la costa sur o móntate en el tranvía para visitar el casco urbano.

Tantos edificios en Madrid parecen castillos que te va a parecer que estás en un cuento de hadas. Incluso el Ayuntamiento es asombroso, con sus pináculos blancos y sus detalles neogóticos. Un tour arquitectónico autoguiado puede comenzar en la grandiosa estatua del oso y el madroño en la Puerta del Sol. Recorre el extravagante Palacio Real antes de absorber la belleza natural del Parque del Retiro, luego visita alguno de los muchos museos de la ciudad. Puedes terminar felizmente cada día picando una paella mientras pruebas un vino español de la zona de La Rioja.

Más de 15 millones de galones de agua bullen diariamente en los 118 manantiales y pozos de Budapest. La ciudad de balnearios ofrece una asombrosa variedad de baños, desde el espumoso baño Géllert hasta el inmenso spa neobarroco de Széchenyi de 1913 hasta el Rudas, una impresionante piscina turca del siglo XVI con arquitectura otomana original. La “Reina del Danubio” es también una ciudad de gran riqueza y belleza histórica, cultural y natural. Prepara la cámara para inmortalizar las ruinas romanas del Museo de Aquincum, la Plaza de los Héroes y el Parque de las Estatuas, así como la cúpula de 300 pies de la Basílica San Esteban.

Conocida como el vecino duro de Nueva York, con un gran aeropuerto internacional, Newark es un destino por sí mismo. La ciudad se está revitalizando y tiene sus propias atracciones, incluidos varios parques grandes, galerías de arte y edificios arquitectónicamente significativos. El Museo Newark es un complejo de exposiciones de arte y ciencia, un minizoo, un planetario y mucho más. Las obras de baile, música y teatro tienen lugar en locales como el Centro de artes escénicas de Nueva Jersey, así como el Salón Sinfónico de Newark.

Washington DC es un centro para la política y la historia estadounidenses. El distrito atrae tanto a excursiones escolares como a turistas y ofrece un vistazo del origen democrático del país. Hay muchísimos museos gratuitos para aprovechar, pero la verdadera atracción aquí son los memoriales y monumentos dedicados a los grandes líderes de América. Pasa algún tiempo contemplativo en la pileta-espejo del National Mall, uno de los lugares más patrióticos del país.

Hay más de una forma de disfrutar las sesiones de spa en Sta. Lucía. Una es reservando un tratamiento en cualquiera de los spa o resorts de lujo de la isla. La otra es visitando las aguas termales de azufre, dentro de la caldera de un volcán extinto, donde podrás probar un baño de barro volcánico o las termas romanas de 31 °C (88 °F).

Santiago de León de Caracas, la capital de Venezuela, está enclavada en el cerro El Ávila, donde la serranía se alza a casi 2.500 metros sobre el nivel del Mar Caribe. Habitada en tiempos por los indios toromaimo, la ciudad fue fundada por los españoles en 1567. Chacao es el lugar para comer, para ver y ser visto, tomar una copa y reunirse con los amigos. Pero la zona de restaurantes de Las Mercedes es uno de los pocos lugares seguros por los que se puede caminar. La iglesia de San Francisco es un hermoso ejemplo de arquitectura colonial. El montañoso Parque Nacional El Ávila rebosa de tentadores senderos para la práctica del senderismo.