En medio de un mosaico de playas de arena mediterráneas, marismas saladas y lagunas costeras llenas de flamencos, la ciudad rodeada de agua de Le Grau-du-Roi es la puerta de entrada a la Camarga. En la ciudad, los viajeros podrán visitar el puerto pesquero bordeado de palmeras, donde hay cafeterías y restaurantes a la orilla del mar.

Los viajeros visitan la ciudad portuaria de Marsella, la tercera ciudad más grande de Francia, por su combinación de estilo e historia. La bahía, flanqueada por el fuerte de Saint Nicolas y el fuerte de Saint Jean alberga el Castillo de If, del famoso Conde de Montecristo. Observadas desde la basílica Notre-Dame-de-la-Garde, las zonas peatonales y las áreas de compras de la ciudad (incluido el colorido barrio francoafricano) se mezclan con los lugares históricos. Los viajeros que buscan diversión van a OK Corral, un parque de diversiones temático de vaqueros.

Había una vez una ciudad irlandesa... Podrías pensar que es un “mal poema” cuando escuchas la palabra Limerick (un tipo de poema humorístico), pero en verdad la ciudad inspira mucho más que risas entendidas. Los castillos e iglesias medievales otorgan a la ciudad un aire de grandeza, mientras que los pubs rebosan de lugareños y estudiantes alegres que solo desean otra cerveza Guinness. El Museo Hunt exhibe una colección de obras de los artistas más importantes e influyentes de la historia, mientras que el Museo de Barcos Voladores de Foynes maravillará a los visitantes de todas las edades con sus fantasiosas máquinas voladoras.