Bajando por la costa desde Duna de Pilat, las playas doradas de Arcachón y las aldeas de la década de 1950 hacen que sea el destino elegido para los viajeros sofisticados. Las extensas vistas del océano se disfrutan más junto a delicias regionales tales como las ostras de Arcachón y el vino de Burdeos.

Popular a finales del siglo XVIII y principios del XIX por contar con genios como Strauss, Wagner, Kafke, Freud, Twain y Eduardo VII, esta enérgica ciudad balneario es un rincón encantador. Balnearios y hoteles pintados en suaves tonos van de puntillas por las exuberantes laderas cubiertas de bosques. Cien manantiales minerales que contienen una gran cantidad de hierro y dióxido de carbono salpican la ciudad y las cercanas faldas de las montañas, muchos adornados con bonitas columnatas e imponentes pabellones. El más famoso es el pramen (balneario) de Krizovy, un edificio adornado con columnatas en cuya cúspide tiene una cúpula.

Conquistar Nueva York en una visita es imposible. Por eso, visita lo imperdible: el edificio Empire State, la Estatua de la Libertad, el Central Park, el Museo de Arte Metropolitano; y luego explora lo menos conocido con visitas a The Cloisters o a una de las bibliotecas de la ciudad. Disfruta de las tiendas bohemias del West Village o la fina gastronomía del Upper West Side. El bullicioso mercado de la estación Grand Central te da un sabor literal de lo mejor que la ciudad tiene para ofrecer.

Mombasa, con 900,000 habitantes, no es el típico pueblo costero tranquilo. Sus hoteles frente al mar atraen a aquellos que buscan sol, arena y olas, mientras que su patrimonio cultural árabe, indio y europeo colonial ofrece una amplia variedad de sitios que conocer. ¿No encuentras taxi? Viaja en “tuk-tuk”, una especie de motocarro de tres ruedas.

A la orilla de Miami Beach, el viajero puede nadar, hacer surf e ir en moto acuática por las cristalinas y cálidas aguas atlánticas. También se puede dormitar en la blanca arena, broncearse o sencillamente observar a la gente de buen ver (especialmente en South Beach, favorita entre los famosos y los modelos).

¡Miami es muy caliente! Y no solo por el sofocante clima. Aquí, la vida nocturna es abrasadora, gracias a una fuerte influencia latina y la cultura caliente de la salsa. Baila toda la noche en un club nocturno, o disfruta de una comida de lujo en uno de los restaurantes propiedad de alguna celebridad de la ciudad. Durante el día, anda a la playa, por supuesto, o da un paseo para disfrutar de la colorida arquitectura art decó de Miami. Prueba un sándwich cubano en La Pequeña Habana y luego súbete al carrusel de la vendimia en Virginia Key Beach Park.