Barcelona parece un poco surrealista: apropiado, ya que Salvador Dalí pasó un tiempo aquí y el arquitecto catalán Antoni Gaudí diseñó varios de los edificios de la ciudad. Entrar a la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaudí es un poco como caer por el espejo; un recorrido que puedes continuar con una visita al Parque Güell. Prueba la sangría en un café con mesas en la vereda de Las Ramblas mientras miras a los extravagantes artistas callejeros, luego arma tu propio banquete móvil yendo de un bar de tapas a otro.

Leeds, una ciudad en West Yorkshire, Inglaterra, fue uno de los principales centros industriales de la Inglaterra Victoriana. El Museo de la Ciudad de Leeds es un excelente lugar para repasar la historia local y muchos viajeros de TripAdvisor dicen que ninguna visita a la ciudad estará completa sin explorar las Armerías Reales. También encontrarás encantadores parques y una agitada escena gastronómica, con muchos restaurantes especializados en cocina internacional.

Seguramente ya conoces el dicho que afirma que una Guinness sabe mejor en Dublín (directa de fábrica), pero quizá desconozcas que esta ciudad es un destino perfecto para toda la familia. No, no insinuamos que dejes que los niños se tomen una pinta, pero sí que los lleves al Zoo de Dublín, a dar de comer a los patos de Stephen's Green o a disfrutar de un picnic en el Phoenix Park. Los eruditos disfrutan paseando por los mismos lugares que fueron testigos del genio de escritores de la talla de Yeats y Joyce, mientras que quien quiera ir de compras y sea exigente podrá elegir entre la variedad de boutiques con ropa de diseño.

La gran ciudad de Iasi ha sido un centro político y cultural desde el siglo XV. Todo gira en torno a la zona denominada Platoul de Aur (Meseta de oro), flanqueada por el Palacio de Cultura y la Plaza de la Unión, y rebosante de iglesias y palacios. Iasi cuenta con una significativa tradición judía. Aquí se publicó el primer periódico en yidis, y la Gran Sinagoga del siglo XVII es la más grande que sigue en pie en Rumanía.

Las mezquitas, bazares y baños turcos de Estambul podrían mantenerte felizmente ocupado durante todo tu viaje: una imagen impresionante de arquitectura por aquí, un regateo afable por una alfombra por allá. Empieza tu viaje en el imponente Sultan Ahmet Camii (Mezquita Azul), que puede verse desde muchos puntos de la ciudad. Pasea por el puente Gálata y detente en el Parque Miniaturk para ver sus diminutos artefactos. El Gran Bazar tiene miles de tiendas para recorrer, mientras que el Bazar Egipcio es un tesoro fragante de especias y frutas.

El pintoresco casco antiguo de Tallin es una cautivadora mezcolanza de calles y agujas medievales. Es una ciudad pequeña y las zonas turísticas son seguras y fáciles de explorar a pie. Hágase con una Tallinn Card si tiene la intención de utilizar autobuses y tranvías. Para sumergirse en el pasado de Tallin, visite el Museo al Aire Libre Rocca-al-Mare, donde podrá hacerse una idea de cómo eran las tabernas rurales, los molinos de viento y los molinos de agua típicos de Estonia. Contemple la cúpula de la catedral de 1900 o únase al bullicio de la histórica plaza del Ayuntamiento. La aguja de San Olaf fue en tiempos la más alta del mundo.

El Cairo es una ciudad antigua en la que se respira al mismo tiempo el ambiente de una moderna metrópoli. Es una de las más grandes urbes de Medio Oriente y prueba de ello son el ruido y su tráfico. No obstante, siempre que no estés buscando soledad, El Cairo, la Ciudad de los Mil Minaretes, se convierte en el lugar ideal para conocer la historia y la cultura egipcia. (Nota del editor: Nuestra lista se hizo antes de que la situación política en la zona hiciera que muchos países advirtieran a sus ciudadanos que era mejor no viajar a Egipto. Si planeas viajar a Egipto en breve, ten en cuenta los posibles riegos y consulta las alertas del gobierno sobre el viaje).

Montreal, c’est si bon! Esta ciudad de habla francesa se considera la capital cultural de Canadá y es una celebración cosmopolita del estilo de Quebec. Un paseo en carruaje tirado por caballos recorriendo las calles de piedra y los importantes edificios de Vieux-Montreal te hará sentir un poco el sabor europeo. La Basílica de Notre-Dame es una creación de vitrales, y el distrito Plateau Mont-Royal te va a deleitar con sus singulares boutiques y cafés. Zambúllete en un plato enorme de poutine y llénate de energía para un tour por el épico Olympic Park.