Era la primera vez que iba así que no puedo compararlo con su anterior versión, pero la verdad es que me gustó bastante. Las alcachofas son de las mejores que he tomado en mi vida! El servicio fue muy bueno y la comida está muy...rica. Como cosas a favor: aperitivo y postre exquisito, servicio fabuloso, buena relación calidad-precio. Cosas en contra: debido a las obras no hay aparcacoches, hacía frío en el local, algunos platos buenos pero otros no tanto y precio de las bebidas elevado. En general, es un sitio para volver.Más

El pasado día 23 fuimos a cenar cuatro personas (menú degustación) y me pareció todo espectacular. El espacio renovado es precioso y más fresco que antes (muy británico, lo cual le hace más acogedor). Situado junto a la renovada Plaza de España, el acceso ahora...es muy sencillo. El servicio estupendo, y, sobre todo, los platos que degustamos fueron a cual mejor. Y mucho más asequible de precio que antes. Volveremos con frecuencia.... ¡¡¡ENHORABUENA!!!Más

La Estrella se apagó... Comimos el menú de san Valentín y quedamos bastante decepcionados. Tras visitar varios estrella michelin, este sin duda me pareció el más flojo. No puedo decir que el nada estuviera malo, ni siquiera que no estuviera bueno, pero no alcanza para...una Estrella michelin. Comida plana, nada sorprendente, sinceramente esperaba más. El servicio del restaurante sin ser malo no está a la altura de las expectativas. No he visto la diferencia con un restaurante de 60-70 euros por persona sin Estrella alguna.Más

Mal servicio,comida poco elaborada,materia prima muy básica y carísimo para lo que ofrecen. Se le pasó la época dorada,más vale que dejen los salones para la tercera edad. Para no volver!!!!!!!Más

El Club Allard ocupa un edificio señorial que es una preciosidad y que conserva su aire selecto de antaño. Situado en una de las zonas más emblemáticas de Madrid, justo al lado de la plaza de España, alberga para mí uno de los templos gastronómicos...más importantes de la capital para disfrutar de una magnífica cocina, en un marco espléndido, de un buen servicio y una inmensa bodega. La decoración del comedor, presidida por un gran espejo, es de corte clásico y suma elegancia. Su cocina está salpicada de una evidente delicadeza e innovación, donde se percibe en cada bocado el control de las más exquisitas y complejas cocinas tradicionales nacionales e internacionales, a la vez que descubre sorprendentes matices asiáticos. A destacar el pan artesano de calidad que se elabora cada día y la alta exigencia en la repostería más selecta. En la carta de vinos, unas 500 referencias. El restaurante ofrece dos menús, el de 85 euros y el de 135 más completo. Degustamos en nuestra visita este último, que se inicia con las tapas Allard, un paseo por Madrid, consistentes en un crujiente de pollo con tartar de langostino, croqueta líquida de jamón, buñuelo de bacalao y bocadito de calamares, presentados en un original y simbólico “oso y madroño”; sigue el tortelini de calabaza; una deliciosa alcachofa de Tudela, erizo de mar y Cerveza; y un delicado medallón de foie-gras de Andignac, con jugo de pato y cítricos, acompañado de un panecillo trufado. Llegados aquí, el director de sala nos solicita que le acompañemos y nos traslada a “la pecera” una pequeña sala con una mesa redonda adjunta a la cocina y vista a la misma, donde nos recibe el chef para explicarnos y elaborar dos tapas que nos ofrece. De vuelta a nuestra mesa, llega el huevo de gallina feliz, humo, setas de temporada y crujiente de patata, otra exquisitez de Fuentes. Luego una rica combinación de gustos asiáticos y mediterráneos, mejillón envuelto en hoja de kombu, asado al vapor de masa madre. Continua el lomo de bacalao, sabor de brasa, salsa Foyot, avellanes y alcaparras; rodaballo entre salicòrnies y espinacas, con reducción de las espines y quicos, hirezake de las espinas. Y terminamos con un contundente lomo de corzo salvaje con piña, menta y salsifí. En los postres, manzana y caviar cítrico; Frutos rojos, chocolate blanco, miso-yuzu y wasabi; y la repostera nos prepara frenta nosotros la sesión de cine. Con el buen café, los petits fours a escoger de una gran variedad de macarones, gominolas, dulcitos... Un gran almuerzo gastronómico, de téxtures, gustos y sensaciones, en un marco espléndido. Más

Local situado en un edifico protegido. Impresionante ubicación. Un vez dentro, el sitio es elegante, algo sobrio y clásico para mi gusto., sobre todo porque no va acorde con la comida. Pero nada importante. Nos decantamos por el menú degustación, sin maridaje. El menú son...aproximadamente unas tres horas. Todo el menú es impresionante, desde el primer plato hasta el último. El menú va subiendo y mejorando con cada plato. Hay 4 platos que se preparan en la propia mesa, un detalle que le aporta algo original. Incluso uno de los platos lo prepara el propio chef, en una habitación desde la que se ve toda la cocina, explica un poco como funciona la cocina. Y prepara tres cositas el directamente. Un lujo de detalle. Porque no le pongo entonces las 5 estrellas? Pues porque incluso estuve a punto de poner 3 por el mal servicio que tienen, así como la cocina está de tres estrella michelin. El servicio es muy malo, desconocen los platos, que uno de los camareros en concreto directamente no los explicaba. Uno de los platos casi nos los tiro en la mesa. Estaba bastante decidido a transmitir su malestar o frustración en el servicio que daba. Por lo demás todo perfecto, precio correcto acorde a la cocina y la estrella.Más

Volvemos a este restaurante mítico de Madrid en que estuvimos hace 5 años tras perder su segunda estrella y cambiar de Executive chef hace 2. Le encontramos algún detalle que justifica esa pérdida, como algún defecto en la calidad del servicio, algo de desconocimiento de...los camareros en el producto que ofrecen y algún plato que pueda ser algo básico para este tipo de restaurantes. Por lo demás el menú gastronómico manifiesta las intenciones del chef de recuperar esa estrella y lanzarse a por la tercera, lo cual no consiguieron ni Diego Guerrero ni Maria Marte. José Carlos Fuentes combina, fruto de su dilatada experiencia, sabores y productos mediterráneos con toques y aderezos nipones (fue el chef de Carme Ruscalleda en Tokyo durante casi 4 años). Mima los platos de caza para dotarles el punto justo de contundencia sin que llegue al empacho. El menú gastronómico de esta temporada 2020 juega con elaboraciones terminadas delante del cliente en la mesa como el alambique donde infusiona katsuobushi (pescado seco japones) para hacer un caldo dashi de jamón con el que regar una vieira, o el mejillón cocinado al vapor en su jugo envuelto en masa madre que evita se escapen estos. Otros pasos como la alcachofa crujiente de Tudela con erizo de mar, el foie con jugo de pato y cítricos y el huevo de gallina feliz con cantarelas, plenos de sabor resaltando la calidad del producto principal en cada caso. Aproximadamente a mitad del menú vivimos el momento más especial, donde nos llevan a la cocina y en cuartito acristalado observamos la actividad de los fogones, mientras charlamos con el chef de sus influencias japonesas y nos prepara en privado dos bocaditos más: una base de lámina de daicon con nabo cocido y alga nori con huevas de tobiko verdes por el ligero toke de Wasabi, y después nos corta un par de lonchas de carne madurada por ellos durante 7 meses y salada con miso, de vaca vieja rubia gallega de 7 años (de las cuales matan 15 o 20 ejemplares al año sólo) regados con una copa de manzanilla pasada en rama. Esto es lo que el denomina su "viaje a Tokyo". Después volvemos a la mesa a la recta final: dos pescados bacalao y galete de atún rojo, y dos carnes de caza codorniz de Las Landas y corzo. El bacalao aún con su toque de brasa para realzar el sabor lo encontramos un poco soso. El atún cocinado en vino tinto como si fuera ternera potente y delicioso. La caza sin palabras, la ternura de la codorniz con su toque de trufa negra y el lomo de corzo con su tierra de menta y esferificaciones de piña que le aporta frescura, rematan los platos salados del menú. En los postres empezamos con un sándwich de manzana al calvados para adentrarnos en una combinación de coulis de frutos rojos con dados cremosos de chocolate blanco, y helado de yuzu con miso y Wasabi. En un plato se reúnen acidez, dulzor, salado y picante. El siguiente postre preparado también en mesa es la sesión de cine, palomitas caramelizadas bombón relleno de cacahuete líquido, helado y crema de coca cola congelada al momento en nitrógeno líquido. Luego para los cafés entra el carrito de pastelitos con golosinas de todo tipo en formato "de un bocado" : milhojas de crema, pie de limón, trufas, almendrados, gominolas de mandarina,.... Si queda hueco después de una cena de más de 3 h, todo un placer para los golosos. Carta de vinos amplia con algunas rarezas y referencias de todo el mundo. Por las mesas corría un Contino en formato Imperial (6 L) que iban decantando en jarras de 1/2 L. Nos decantamos por un Abadía Retuerta la Domaine 2017 de sauvignon blanc y verdejo que aguanta los platos más sutiles y los más contundentes. Empezamos con un vermouth Mon Dieu de Alfaro (La Rioja) uno de los mejores de España según la Guía Peñin. Elaborado con uva viura criada sobre lías y aromatizada con hierbas y especias en una fórmula que sólo sus creadores conocen. En resumen, un imprescindible de la gastronomía madrileña que esperamos recupere pronto su segunda estrella gracias a su buen hacer y calidad.Más