Teníamos altas expectativas de este restaurant. Fuimos con mi familia, 6 adultos y 2 niños. La atención buena, pero no sobresaliente. Respecto a la comida, las cosas para picar iniciales el pan sabroso, recien horneado, pero las salsas y el pebre sin sazón, ni consistencia. El pebre con temperatura de "recien salido del refrigerador" con sabores no integrados.
Respecto a los platos de fondo: Yo pedí un ceviche que dejaba DEMASIADO que desear, sin sazón, el pescado no se encontraba firme, la leche de tigre sin consistencia, la cebolla morada muy fuerte, sin sal.
El salmón se encontraba aceptabe, pero no destacaba como un buen plato. La plateada bien, pero tampoco sobresalía. El cordero fue el único plato que destacó de mayor manera. La ensalada, sin ningún tipo de aliño, solo hojas verdes y algunas semillas de zapallo + un encurtido (lo único que daba algo de sabor al plato), pero no equilibrado.
En general, un muy lindo lugar, pero en los platos no se condice su precio con su sabor y preparación. Las carnes rojas mejor preparadas que el pescado, que sin duda no lo recomendaría en ninguna de sus preparaciones.
Familiares habían ido antes al restaurant, y recordaban mejor cocina, no sé si será circunstancial debido a un cambio de chef o maestro de cocina.
En general