Vinimos desde Cancún, lamentablemente no alcanzamos habitación pero no nos quedamos con las ganas y adquirimos un daypass 5 adultos 2 menores de 7 y 3 años.

Desde la recepción fuimos atendidos calidamente, sumado a la atmósfera tan elegante de la decoración del lobby.

Nos dirigimos al área de la playa, si pudiera describir la palabra "Tranquilidad" sería sin duda esa playa. Tanto orden, tanta paz, tanta limpieza. Fuimos atendidos por Jonathan capitán de meseros, Manuel y Leonardo si bien no había mucho personal y los servicios tardaban mucho estos chicos se encargaron de hacer un excelente trabajo que al final nos hacía ignorar el tiempo de espera. La calidad de alimentos y bebidas es de lo mejor.

Debido a la lluvia nos movimos la alberca, esta es un área de oportunidad ya que además de no haber "Ambiente" (música) la piscina se mantiene sucia, al no haber alguien que supervise y los huéspedes son muy sucios y no respetan los reglamentos esto nos lleva a una piscina llena de basura orgánica. GERENCIA, URGE PERSONAL.

Mi favorito fue el helado de pistacho y el ceviche mixto.

De principio a fin nuestra visita fue muy agradable y tengan por seguro que para nuestras siguientes vacaciones con antelación vamos a reservar. Son sin duda un destino que no le pide nada a otros lugares.

Son lo mejor de mis vacaciones.

Las habitaciones son muy bonitas, sin embargo, no sirvió el aire acondicionado, las instalaciones mucho que desear le hace falta mantenimiento, el gimnasio ni hablar no hay nada para hacer cardio únicamente una bici que rechina y no se puede usar adecuadamente. La comida no es tan mala pedimos el filete de pescado y estaba bien pero el postre pedimos helado de vainilla y pistache y lo único que es es colorante incomible. El servicio se esfuerzan pero aún les falta mucho. Es una lástima que un lugar tan bonito no lo cuiden y no le metan más dinero al hotel para pasar unas vacaciones agradables.