Una de las mejores experiencias del viaje por el norte. Vaya por delante que no soy mucho de alojamientos de este tipo, pero su encanto te lo hace olvidar absolutamente todo. Destacable su limpieza y su tranquilidad. Las dos señoras que se encargan del alojamiento son un auténtico encanto, estuvieron en todo momento pendientes de nosotros, nos hicieron sentir como en casa. Para hacer aún más buena la experiencia, no busquéis nada de restaurantes por la zona, comed aquí!! Toda la comida es casera y la hacen al momento!! Pongo una foto de la carta, para que veáis los precios.. Es una auténtica pasada. Desde aquí, solo agradecerles todo lo que hacen y la manera en la que lo hacen. Recomendable 100%!

Un sitio estupendo con unas vistas increibles las dueñas muy hospitalarias las comidas y desayunos muy abundantes unos perros preciosos los peros el acceso hay mucha subida y rampa esta algo escondido huele mucho a vacas porque tienen muchas vacas lo demas todo muy bien

Positivo: unas vistas espectaculares, una casa de 300 años con todo lo que implica (la autenticidad nos sorprendió y gustó mucho), un jardincito cuajado de flores, las dueñas muy amables y familiares, casa super tranquila donde se duerme fenomenal, un amanecer precioso.

Negativo: la cuesta que hay para acceder es empinadisima y mal asfaltada (cuidado si llevas un coche bajo), estaba mal señalizado y creiamos que nos habíamos perdido (nos dijeron que había un cartel pero que se había roto, que tendrían que ponerlo). Pensábamos dar un paseo andando hasta el pueblo, pero con semejante cuesta ni lo intentamos. El olor a mierda de vaca era muy intenso (de esto al final nos dio la risa).