Íbamos 4 personas y un bebé. En principio todo bien, los recepcionistas de por la noche muy amables. Llegamos muy tarde después de conducir muchas horas y dos nos quedamos hasta las 2 de la mañana ordenando las cosas del coche. Cuando subimos a dormir la cama parecía de plastilina, las tablas del somier estaban partidas y en el suelo, y para no despertar al bebé dormimos dos en una cama (después de pagar 90 euros). Al día siguiente pedimos, lógicamente, la hoja de reclamaciones, y nos dijeron que lo podríamos haber dicho, y que ellos tenían bebes y que no pasa nada por despertarlos que no era su culpa que nosotras fuésemos "especialitas".
Nos dijo que los colchones estaban comprados hacia un año, cosa que era imposible porque nunca había visto un colchón tan mal, me tocaba la espalda con las tablas literalmente. Lo invité a mi habitación para que comprobase que ese colchón tuviese un año y se negó.
Al final hasta nos faltó el respeto, y al poner la reclamación nos dio solo una copia (tenía que darnos dos) . Luego nos enteramos de que no nos había dado la copia que tenemos que entregar en consumo, que es la importante, y de la rabia volvimos a pedirsela, y nos dijo que solo era esa. No me la dio hasta que le dije que había hablado con consumo y que me tenía que dar esa copia.
Definitivamente, lo peor que me ha pasado nunca en un viaje.