La casa muy bonita, limpia, cómoda, acogedora y bien equipada y decorada. El entorno espectacular rodeado de árboles y bosque. Muy tranquila, las casas más cercanas están a la vista pero como a 2 km. Parece que estás lejos de la civilización, pero lo mejor es que está muy cerquita (3km bien asfaltados) de la carretera nacional. Es una delicia poder contemplar las estrellas por la noche y despertar en ese entorno. Sueño reparador. Las camas (detalle importante) muy cómodas. La ducha también limpia y amplia. El jardín también es muy bonito. Nosotros estuvimos en verano y cumplió perfectamente nuestras expectativas: no pasamos ni calor ni frio.
Lugares muy bonitos para visitar cerca: Ribadeo, las playas, en especial la de la catedrales, aunque al final no pudimos ir, Taramundi y la zona de los Oscos, la ciudad de Lugo, Mondoñedo. Y muchas posibilidades para hacer senderismo. Muy bonita la ruta del ferrocarril. Y el descenso en canoa por el rio Eo desde San Tirso (empresa Eo Activo).
Salvador, el propietario, muy amable y detallista.
El que mejor se lo pasó fue nuestro perro Bombón. La semana que estuvimos nos supo a poco.
Muy recomendable. Sin duda para repetir.
Estuve pasando un sin de semana en esta maravillosa casa y tengo q decir q marche enamorado de ella.Salvador muy amable nos regaló una botella de vino y una barra de pan q estaba riquísimo .No dudéis en conocer esta casa q es una maravilla .Gracias por todo Salvador.
Es difícil, muy difícil, encontrar una combinación tan perfecta de elementos que conviertan unas agradables vacaciones en una experiencia inolvidable.
La casa Quitapenas, su entorno y su propietario, Salvador, han creado esa combinación demostrando que el cuidado por los detalles, la belleza de nuestra tierra y el esmero en la atención, logran hacerte sentir más que como un simple huésped como un privilegiado invitado.
La casa: acondicionada de forma magistral para que disfrutes del encanto de lo antiguo sin perder las ventajas de la modernidad. Funcional, acogedora y muy, muy cómoda. No se echa en falta nada. Un menaje completo, electrodomésticos, artículos de limpieza y de aseo, estufa de leña, etc, etc…hasta calefactor en el baño. Y lo más impresionante, una antigua cocina de leña, de la que me enamoré nada más verla y aunque que no me dio tiempo a utilizar, no se me escapa para la próxima.
Si se tiene la suerte del buen tiempo, la casa se inunda de luz y la zona exterior, con su mesa y bancos de piedra, su barbacoa y sus mágicos rincones, se convierte en el escenario ideal para las comidas al aire libre y las sobremesas nocturnas bajo un manto de incontables estrellas.
En toda la casa, se aprecia la calidad y el buen gusto, el cariño en los detalles que marcan la diferencia entre una vivienda vacacional y un acogedor hogar.
El entorno: fragas, prados y senderos rurales que te desbordan los sentidos. El día te llena de energía, la noche te impresiona con el silencio. Y en el camino, casas y pueblos, molinos, hornos, cetáreas, castros… alientan la imaginación, y a veces, la tristeza de ser testigos del abandono de estas huellas de nuestro pasado. Caballos, vacas, ovejas y cabras… si la casualidad te favorece, puede que veas corzos, jabalíes o algún lobo. Rutas de senderismo por bosques o bordeando los acantilados…lo difícil es escoger, por lo que terminas haciéndote la promesa de volver.
Y por último, pero no menos importante, Salvador: anfitrión impecable, detallista, atento y familiar. Como propietario, el mejor, ofreciéndote una atención como pocas veces hemos visto. Pendiente por hacerte sentir a gusto y sin que te faltase nada. Agradecemos, de todo corazón, los detalles que ha tenido hacia nosotros. La información sobre las rutas, los restaurantes y el entorno. Como persona, “The Boss”, entrañable, encantador, dicharachero y tan cercano que, al rato de hablar con él parece que lo conoces de toda la vida. Un verdadero placer conocerlo y tratar con él.
Salvador, si lees este comentario, los huevos y los chorizos estaban de muerte! Muchas gracias por todo!
Tranquilidad, calor de hogar y un gran trato es lo que nos inspira esta experiencia que hemos vivido en la casa refugio. Una casa acogedora que incluye todo tipo de comodidades,rodeada de un precioso paisaje ideal para descansar y disfrutar.
Salvador, el dueño, atento en todo momento, dándote todo tipo de facilidades y consejos sobre qué visitar o donde comer.
Sin duda repetiremos!!!
La Casa Quitapenas es simplemente perfecta. Agradable, súper cálida, hogareña, auténtica y con un estilo rústico y también elegante, equilibrio perfecto.
La reforma que han hecho los propietarios es destacable y muy acertada. Equipamiento moderno perfectamente disimulado. Hay de todo, no se echa nada de menos, pero el estilo rústico siempre prevalece.
La decoración está llena de objetos auténticos de la zona. Todo combina perfectamente. Y todo es bonito: los aparadores, los armarios antiguos, la fresquera, el fregadero, la grifería... ¡el mueble alrededor de la cocina de leña! Dan ganas de que haga un frío polar para poder encenderla y calentar toda la casa mientras se cocina (Por supuesto, también hay vitrocerámica... hasta lavadora de última generación. En serio que no falta NADA).
El baño muy completo, excelente ducha bien caliente.
Un gran PRO de la Casa Quitapenas es que no han escatimado en nada. Todo lo que se ve y lo que no, es de mucha calidad, nada "barato", nada de marca blanca, nada traído desde Suecia y que tenga que montarse uno mismo.
Limpieza: impecable. No puede ni hace falta decir nada más: impecable.
Muchos hoteles 5 estrellas (y lo digo como profesional de la hotelería) envidiarían la limpieza y el mantenimiento de esta Casa.
El entorno: pura tranquilidad, silencio, vecinos alejadísimos. Mucho verde, animales de granja en los alrededores. Se accede fácilmente pero por el camino de arriba jamás pasan coches, y por el de abajo, dos al día a lo sumo.
Hay varias rutas de senderismo muy cerca de la casa. Y son rutas muy especiales y bonitas. Demasiado bonitas. Arroyos, ríos... Los caminos que llevan a las carreteras principales o que conectan las casas desperdigadas por la zona también son encantadores, con cuestas y árboles enormes por todas partes.
El paisaje es precioso: con sol es vigorizante, alegre. Con lluvia es muy romántico. Nos tocaron ambos "climas".
Comimos y desayunamos en la mesa del jardín varias veces.
Además del jardín hay un huerto en terrazas con árboles frutales. Nuestras perras se cansaron de correr arriba y abajo por ambos terrenos. Se lo pasaron casi mejor que nosotros.
Nuestro Anfitrión, Salvador, siempre estuvo a nuestra disposición y nos dio facilidades, excelentes recomendaciones y un trato muy cercano y amigable. Nos sentimos sinceramente bienvenidos al llegar y agradecidos al irnos. Se preocupó por como iba todo a lo largo de nuestra estancia y fue discretísimo siempre, tanto que lo vimos una única vez en persona.
La Casa Quitapenas es una joya escondida.