El hotel es precioso y acogedor, el paisaje es hermoso y el servicio es increíblemente atento, amable y cálido. Te hacen sentir como en casa desde el primer día.

Las habitaciones (pequeños adosados) son de tamaño estándar, cuentan con un baño pequeñito pero acogedor y el dormitorio con una cama. Conserva una estructura antigua de piedra y madera, igual que los muebles.

La comida un 10/10.

Una experiencia inolvidable y desde luego nos ayudó en lo que veníamos buscando: desconectar de todo.

*El único contra es que las habitaciones están unas pegadas con otras y casi no hay privacidad, el poco aislamiento de las paredes puede hacer que se escuche todo el sonido de afuera o de otras habitaciones. Algunas puertas están un poco estalladas por lo que se puede ver por una rendija desde afuera toda la habitación. Aconsejaría sellarlas.

*Otra cosa que cabe mencionar que en temporada alta, muchas familias con niños y perros se quedan en el lugar. Por lo que puede llegar a ser algo ruidoso a veces.

A pesar de esto, fue una experiencia maravillosa. Sin duda, volveríamos.

La estancia en el Caserío Los Partidos fue todo un acierto. Un lugar con encanto con el cielo nuboso y con sol. En los alrededores hay muchísimas caminatas circulares que se pueden realizar, paseos a caballo... pero lo que más nos soreprendió, aparte de lo cuidado y bonito que está está todo, fue el trato de las personas que nos recibieron (Agustín y Guacimara).

La comida es casera y se descansa muy bien. Repetiremos lo antes posible!!