No deja de asombrarme que El Rincón del Bife sea un lugar tan exitoso, desde hace varios años. Se llena diario para desayunos, que de verdad no me impresionan. Admito que nunca he probado las famosas orejas de pan dulce que me han recomendado; pero dudo que esa sea la clave del éxito en este horario. También suele llenarse para comidas-cenas, y es un ambiente más ejecutivo entre semana, y completamente familiar en fines de semana; pero no faltan grupos de señoras que también comen y/o cenan aquí. Conozco el lugar, soy vecino y frecuentemente transito, camino o corro por la calle; algunas veces paso más de una vez al día. En múltiples ocasiones he asistido a desayunos, comidas o cenas, y en ninguna he quedado complacido. Por ello durante años he evitado volver. Sin embargo hace pocos días se presentó la ocasión y decidí darle otra oportunidad.
Es un restaurante de carnes; o al menos eso es lo que uno supone: el nombre ciertamente lo sugiere. La parrilla está en una vitrina hacia la calle, así que al pasar o al llegar, inmediatamente la ves; y como está justo a la entrada, también te asalta el aroma de carne y brasa. El ambiente y la cava son congruentes con el concepto; la carta presume sus cortes como especialidades de la casa. En fin, todo induce al comensal a pensar que está en un restaurante que se especializa en cortes de ganado vacuno. Dicho todo esto, es razonable suponer que saben cómo cocinarla. Hay, probablemente, un par de restaurantes en Cuernavaca donde manejan carne de la más alta calidad y con la experiencia y maestría para cocinarla a la satisfacción del comensal.
El Rincón del Bife no es de esos.
En ninguna ocasión, incluyendo esta última visita, han tenido "suerte" o buen "tino" para servir un corte como lo solicité. No se diga tener un parrillero que sepa sus oficios. No pido nada extraordinario, solo un corte término medio. Me traen carne bien cocida, como para suela de zapatos. Curiosamente se lo advertí al mesero antes de pedir la carne. Le pregunté: "su parrillero sabe de términos de cocción?, o mejor pido otra cosa?". Risas forzadas, un: "por supuesto! Cómo cree que no?", etc. Y me entregan un pedazo de res seco y quemado. Dèja-vu. Mal termina este episodio, y hasta el mesero coincide que definitivamente el parrillero no tiene ni idea. El gerente ni sus luces. Han de tener una estrategia de ignorar al que reclama, al final, no es ni será su cliente frecuente.
Hago un paréntesis para destacar el esmerado y atento servicio de parte de todos los meseros, una constante, también en cada una de mis visitas al lugar. Al César lo que es del César. Magnifico el servicio que demerita el personal de cocina.
Supongo que la mayoría de sus comensales probablemente no van por la carne (sé que algunos van por los tragos, nada más), sin contar a los de los desayunos; o tal vez no se toman la molestia de reclamar; algunos solo van porque es hábito, o porque es la moda, o porque van a que los vean; y otros probablemente no les importa mucho lo que les sirven ni como lo sirven. Creo que muchos se conforman con lo que sea, dada la paupérrima oferta de buenos restaurantes dedicados a la carne en la ciudad. Es decir, restaurantes de carne hay muchos, pero verdaderamente buenos...
Se que habemos algunos carnívoros aficionados (y decepcionados) en Cuernavaca, y que somos un tanto más exigentes cuando vamos a comer, que el consumidor promedio. Pero simplemente no es congruente que en un establecimiento cuya "especialidad" es el corte de carne a la parrilla, no tengan idea de un término estricto. Es muy posible que por años de éxito comercial (insisto, no deja de sorprenderme), se han mantenido vigentes sacrificando la calidad de lo que debiera ser su fuerte. También en es muy posible que yo haya vivido engañado y simplemente no conozco el concepto del lugar; tal vez éste es un restaurante de comida internacional y yo lo mal interpreto.
Esta nueva oportunidad fue un desperdicio.
Pero...me confieso intrigado con el prospecto de un experimento. Recién me entero que hay planes de ofertar carne añejada...no sé que es lo que pretenden, o será otro gran éxito simplemente por pretensión (de sus muchos parroquianos habituales). Así que, volveré, eventualmente, muy prejuicioso, a probar que tal estará. Será tema de nueva reseña.