Está ubicado en el sector medieval de la ciudad, es muy fácil llegar caminando desde el centro de Dublin. La entrada es barata, siendo su valor único, no hay opciones como en otros palacios. El precio incluye la visita a la sala del trono, salones de reuniones y otras habitaciones de uso cotidiano. El recorrido total no excede los 30 minutos. Es un palacio pequeño en comparación con los de Francia, está muy bien mantenido, se pueden ver mobiliarios, cuadros, utensilios domésticos y la ventaja es que se pueden tomar fotografías. Al interior de los salones, se dispusieron bancas que permiten a la vez, admirar con detención los detalles de cada habitación; y descansar un rato.
El jardín, donde no se paga entrada, es casi como un mini parque que hoy se usa para reunirse con amigos o descansar un rato. De hecho no hay una conexión directa entre el jardín y el castillo.
Sin duda, como parte de la historia de esta maravillosa ciudad, la visita a este castillo es muy necesaria.