-Ubicación excelente.
-Escuetos en información sobre el hotel y los servicios que proporciona, llegamos a las 16:30 subimos a la habitación y nos encontramos que aún no está terminada pues la limpiadora se encontraba dentro limpiando el baño.
-La habitación correcta. Las camas y almohadas cómodas.
-Un solo gel y champú para una habitación triple (tamaños pequeños).
-Un maravilloso bloc de notas pero sin bolígrafo.
-En recepción nos indican que por nuestro tipo de habitación tenemos incluido un “SPA” cuya duración es de 2 HORAS que debemos reservar con antelación y puede que sea de uso compartido (Hasta aquí todo genial) Decidimos hacer uso del mismo y nos encontramos que el “SPA” es un jacuzzi para 4 personas, un aseo, 1 ducha con la alcachofa oxidada y que baña a la perfección a la pared y una sauna que había que contratar en recepción, además de un solárium de abarrotado de tumbonas y un patio con 2 hamacas que miran al pasillo del hotel y 5 sillas en círculo. En definitiva el “SPA” consta de 1 jacuzzi, y 10 mesas y tumbonas para pasar las 2 horas de duración.
La queja no es por el servicio gratuito, es por la desinformación, si llegamos a saber que sería solo 1 jacuzzi en el que aguantamos como mucho 45 mins hubiéramos organizado el día de otra forma.
-Para colmo una bandeja de comida en el suelo del pasillo de la habitación de enfrente que llevaba desde las 20:00 que supiésemos, hasta las 23:45 que llegamos y tuvimos que avisar a recepción por qué ya olía el pasillo a basura.
Es una pena habernos encontrado tantos contras en solo 2 noches pues el hotel parecía una opción bastante buena.

Muy céntrico, la habitación limpia, el aire acondicionado estupendo, el desayuno bien, el precio maravilloso y los trabajadores muy agradables. Tienes muy cerca sitios donde comer, los refugios están al lado del hotel y la alcazaba muy cerca también.

Destacar el trato amable y la limpieza, las instalaciones bastante bien, la habitación era agradable y la cama muy espaciosa. El baño cómodo también.
El desayuno buffet tenía bastantes opciones y ofrecía un zumo de naranja recién exprimido que estaba genial.
Lo malo? Sin lugar a dudas el ruido en la habitación, no solo exterior sino del interior. Escuchábamos todo, la gente hablando en sus habitaciones (y no estaban gritando) en los pasillos...la gente entrando y saliendo a todas horas, tirando la puerta porque no hay otro modo de cerrarla...tuve que dormir con tapones para los oídos porque no había manera. Una pena.