Aunque se trate de un restaurante de aspecto agradable y entorno acogedor, deja mucho que desear.
Tiempos entre plato y plato demasiado prolongados, pedimos un arroz negro que comimos frío y con exceso de tinta (como para escribir un libro), petición de pan que nos llegó en el último plato, plato de huevo Poché (literalmente un huevo en el plato) a precio de 6,50€... y carne “al punto” que viene dura como la suela de un zapato.
No le pongo la puntuación más baja porque al menos de sabor estaba bien.
Para ser la primera vez ha sido decepcionante. Obviamente no volveré jamás.