La peor de las experiencias. Nos sirvieron una comida infumable, servida con total desagrado. En un momento dado nos sirven unas patatas bravas que no habíamos pedido y como es lógico las rechazamos, pensado que eran de otra mesa. Nuestra sorpresa fue cuando una "señora", al parecer la cocinera, sale hasta nuestra mesa diciendo con muy malos modos que las patatas bravas eran nuestras y nos enseña la comanda que le ha entregado el camarero, como si nosotros fuéramos responsables de los errores del empleado. Cuál no será nuestra sorpresa cuando hoy, al ir a tirar las facturas de nuestro viaje de fin de semana a Málaga, nos encontramos con que estos impresentables nos cobraron las patatas. Hay que ser miserables para robar 2,5 €. Ahí lo dejo para los incautos.
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