Hotel básico y urbano que se ve algo antiguo, pero cuidado y limpio. Buena ubicación, sin parking, pero no es muy difícil aparcar por la zona. Muy agradable y eficaz el chico que nos atendió en recepción. Pocos extras, pero con lo necesario.
Quizá algo caro para lo que ofrece, pero tampoco hay mucho para elegir por la zona que sea mejor.
Lo peor, sin duda, el desayuno; poca calidad y variedad, además de poco personal (muchas mesas sin recoger, por ejemplo, no siempre había vajilla disponible... incluso alguna copa y algún cubierto estaban sucios). Al menos tenía café expreso, que se agradece.
Nuestra habitación daba al interior y por las mañanas desde las 07:30 aproximadamente se oía mucho ruido de puertas de otras habitaciones e incluso del comedor que hacían que no pudiéramos dormir hasta tarde, aunque tampoco era nuestra idea.