Desde el primer minuto en que nos sentamos en la mesa, hubo una de las camareras que no paró de poner pegas e impedimentos a todo lo que le solicitamos. Era una chica morenita y delgadita, y sinceramente, parecía que le molestábamos (y eso que veníamos con reserva). Hemos estado casi 3 horas para poder comer, y encima, cualquier cosa que pedíamos, era una negativa y se notaba que no le apetecía trabajar.
Hacía tiempo que no veía un trato tan pésimo desde hace mucho tiempo, lo cual es sorprendente dados los tiempos que acontecen.
La comida estaba rica, eso es verdad, pero sin duda, está camarera deja mucho que desear y ha empañado nuestra experiencia en este restaurante.
No repetiría.
¿Es el propietario o administrador de este establecimiento? Solicite su perfil gratis para responder las opiniones, actualizar su perfil y mucho más.