Fuimos a este sitio porque estaba de moda y queríamos comprobar cuan buena era la comida, ya que se presumía de local italiano con (incluso) camararos del mismo país. Nosotras pedimos tres platos que son un “must” cuando vas a un italiano: la carbonara, la pasta con trufa y pizza napolitana de queso con pera y nueces.
La carbonara dejaba mucho que desear: una salsa insípida con exceso de pimienta negra y acompañada de trozos de panceta (duros y bastante salados). Además, el camarero nos lo sirvió con poca delicadeza.
La pasta con trufa parecía que iba a ser el mejor plato, pero resulto ser una decepción: aspecto poco apetecible, poca salsa y servido frío. Tampoco entendí bien porque se complementó con este tipo de pasta.
Por último, comimos la pizza napolitana “quesomanía”. La verdad es que estaba muy buena: fusión de quesos equilibrada, pera y nueces bien complementados, y un sabor exquisito, típico de la comida napolitana (con la que me siento muy familiarizada). Lo mejor de todo.
Aun así voy a hacer mención especial a nuestra camarera Sofia, la cual fue muy amable con nosotras y tuvo un buen trato. Así da gusto que te atiendan. También voy a mencionar lo mal que nos trato el jefe de sala (P.P.) y lo duro que fue con los camareros. Igual él no sabía que había gente (como yo) en el restaurante que hablaba italiano, pero no me parecieron formas de hablarle a los camareros. Te aguantas, porque estás de cara al público y si luego quieres decirles algo, se lo dices donde no haya clientes. La verdad es que vergonzoso, esos rangos de superioridad sobran.
En resumen, no lo recomiendo. Creo que hay mejores sitios y donde los superiores son mas correctos.
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