Una lástima el trato de las camareras. Que sean lentas en el servicio se puede tolerar pero la falta de respeto, no. Te contestan con soberia diciéndote que hay más bares en la zona, lo nunca visto! Me montaron una bronca monumental por haber tocado con la tarjeta en el mostrador y eso que no había dicho nada. Según ellas les he faltado el respeto con mi gesto. Y delante de toda la cafetería reprochandome que no tengo empatía con las camareras. Obviamente no me han dado contacto del superior, que llame al fijo dicen. Espero que el dueño esté más pendiente porque el lugar es bonito pero el trato humano deja mucho que desear.
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