Los camareros no van a ganar el premio a la simpatía, pero hicieron su trabajo y no fallaron. Vino, cervezas, boquerones, tortilla, queso....todo rico y en un lugar que respira tradición. A mi me gusto, disfruté y cené por unos 15 euros con mis amigos. Además tiene una gran terraza para disfrutar con buen tiempo.

Hemos estado hoy y estuvimos un cuarto de hora esperando a que nos sirvieran o preguntanse q queríamos. El camarero pasó delante nuestra unas cuantas tas veces y ni nos miro. A los 15 minutos se ocupó la mesa de al lado y les atiende a ellos. No se como se come , no lo sabré porque no pienso volver. Nos levantamos y se lo dijimos al de la barra pero puso como escuda que no quería saber nada. Un error lo tenemos todos pero la actitud del camarero era de sobrado. Y es una pena porque había pensado ese bar para un tema turístico de mi empresa.

Nefasto, el camarero muy mal educado, malas maneras, consejo para el (si no quiere trabajar que deje su lugar a otra persona que lo necesite). Precios excesivos y comida recalentada.

Ubicada en la Plaza Santa Ana en las inmediaciones de Atocha, es una cervecería agradable para sentarse y tomar unas cañitas, lo que hay que resaltar es que es muy cara y no es para tanto por muy agradable que sea el local pues al final es una terraza en una plaza y el encanto es mucho el entorno, no sólo la cervecería.

Local muy bien ambientado para tomar unas tapas, sobre todo la tortilla de patatas.

Ahora bien, coincido con alguna opinión que el servicio es algo "estirado", no dan el "cariño" suficiente para repetir.