Fuimos a cenar con la promoción “Valencia cuina oberta” y nos pareció una buena ocasión de visitar “la marca blanca” del afamado Ricard Camarena.
Local agradable sin pretensiones.
Mesa justa con mobiliario cómodo.
Menú cerrado de 32€.
La mozzarella sin gracia , buena idea son chispa.
Seguimos con un vegetal que, a un vegano, le hubiera espantado
(comparable a un pan sin sal!) prescindible.
Pez mantequilla muy rico, notable.
La tempura muy buena con la salsa que acompaña.
El bao realmente muy bueno, va in crescendo.
La torrija espectacular y el corte de Ferrero la guinda , grande (aunque eche en falta el chocolate del Ferrero!!!)
De menos a más... y raciones suficientes.
Servicio atropellado en algunos momentos.
Sin cavas de Requena!!!, imperdonable y con muy escasas referencias de vinos de la DO Uriel Requena.
Tomamos un par de botellas de Gramona Imperial falto de temperatura...
Bueno, decepción porque esperas más.
Cuando, a modo de ejemplo, vas a Vuelve Carolina si que te sorprende en cada plato, aunque sólo sea un poco.
No repetiré.
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