El hotel en sí está bastante bien, es moderno, la habitación bastante espaciosa, con diferentes tipos de almohadas a elegir, un escritorio espacioso que viene bien si tienes que hacer algo con el ordenador, el baño y la ducha bastante bien también.
Sin embargo, lo que es el servicio de habitaciones decepciona un poco. Sorprende encontrarse una cafetera/tetera en la habitación, con sus sobres de café, azúcar, etc., pero se quitan las ganas de usarla al ver la suciedad que tiene (polvo, algo pegajosa). A la cama lo único que le hacían era volver a ponerle el edredón por encima, sin ni siquiera estirar las sábanas... bueno, la sábana bajera, porque no tenía sábana encimera (o yo no la encontré) con lo cual por la noche era difícil encontrar una temperatura agradable en pleno julio (mucho calor con el edredón y mucho frío sin nada). Y aunque sea un detalle, el bolígrafo que ponen en la habitación estaba mordido.
Otro detalle que me sorprendió, en el bar del hotel (buenas cervezas por cierto), la forma de lavar las copas es meterlas un par de veces en agua con jabón y otro par de veces en agua "limpia". Quizá sea normal allí pero me resulta chocante.
El buffet del desayuno estaba genial. Muy completo y todo bastante bueno.