Pasamos la mañana un grupo de 10 amigos y un carrito en Belem. Como somos un grupo muy numeroso, necesitamos reserva en todos los sitios porque en casi todos los sitios de Portugal, el espacio para comedor es bastante limitado.
Hicimos la reserva para las 14:00 siendo aún las 12:00. Tras dos horas visitando la ciudad llegamos a comer pero nos estaban preparados. Nos pidieron 30 minutos más y amablemente se lo dimos. El mosqueo comenzó cuando siendo ya las 14:50, es decir, 50 minutos más tarde de la reserva, empezamos a ver pasar grupos de dos personas a los que iban acomodando.
A partir de ahí comenzamos a pedir explicaciones de por qué llevábamos casi una hora de retraso esperando en la puerta con un bebé y una embarazada. La cosa se empezaba a poner tensa pero todos los restaurantes de la zona estaban completos y cambiar de sitio suponía arriesgarnos a que nos dijeran de esperar más tiempo por no tener reserva además del tiempo de trayecto. Así que decidimos quedarnos a esperar. Tras numerosas discusiones, habíamos superado ya la hora de espera cuando finalmente entramos. A partir de ese momento todo fueron amabilidades y disculpas.
Por otro lado la comida estaba exquisita. Como entrantes unas almejas y unas gambas. Las salsas con las que las hacen están deliciosas. De Segundo la especialidad de la casa: arroz caldoso con pescado y marisco. Simplemente excelente. Hubo quien comió Salmón a la brasa y también estaba muy bien hecho. Los postres son una locura.
Al final, terminamos contentos con la comida, incluso con el servicio, pero la horita que pasamos esperando en la puerta le puso algún punto negativo.