Soy asiduo de este hotel desde hace años. Últimamente noto una bajada en la atención al cliente y deficiente servicio de limpieza . Esta vez, la recepcionista no sabía qué tipo de habitación me había asignado. No recomiendo en absoluto las interiores, ruidosas y expuestas a todos los que te rodean. Si se te ocurre pedir que te la cambién todo son inconvenientes y complicaciones. El aspecto de la habitación era como si se acabara de marchar el anterior huésped. Me quedó la duda de si habían cambiado las sábanas. Un desastre.
Lo poco positivo que le queda al hotel es su ambientado bar y la profesionalidad del barman Andrés.Más
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