En cuanto a la estadía, la habitación era acogedora, silenciosa, con camas confortables y con baño privado, nos invitó al descanso (sin TV) y a conectarnos con la naturaleza. El desayuno es opcional y tiene un costo adicional, pero se puede usar cocina y utensilios si quieres preparártelo tu mismo, hay de todo y son muy amables en dejarte usarlo. En cuanto al servicio, su dueña, hijos y encargados merecen mil estrellas. Desde el primer día muy preocupados y nos hicieron sentir como en casa. Sebastián, uno de los hijos, mapa en mano se dio todo el tiempo para darnos varios tips y datos, sin duda muy conocedor de atajos y reales atractivos según lo que uno busca, incluso se ofreció a llevarnos si queríamos. Luego Marcelo, el otro hijo, que administra además otros recintos en Huilo Huilo, nos hizo sentir como en casa convidándonos corderito y pisco sour hecho de su propia mano (no incluido en el precio ojo, de pura pura buena onda). De hablar con ellos nos queda la sensación de que son una familia muy conectada con el corazón de los atractivos de Huilo Huilo, que han formado parte del crecimiento de estos y, por sobre todo, que son una familia muy linda y personas muy muy amables, gracias por todo