Elegimos este hotel principalmente por su ubicación, al lado de la plaza Wenceslao, lo que quiere decir céntrico pero no en el meollo. El hotel estaba lleno (puente de diciembre) y sobre todo se notaba a la hora del desayuno pero no hubo ningún problema más allá de tener que esperar 3 min para que nos encontraran sitio. La habitación de un tamaño medio tirando a pequeña ( pero no tan pequeña como te la puedes encontrar en nueva york que casi no tienes donde dejar la maleta) la cama era cómoda y el baño estaba limpio.Más
- Wi-Fi gratis
- Restaurante
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