Hotel de lujo en un histórico edificio de Singapur. La localización inmejorable en pleno centro de la ciudad. La habitación daba (supongo que como la mayoría de ellas) en el inmenso hall del hotel. La habitación lo tenía todo. El servicio es maravilloso aunque también se paga. Nuestra estancia coincidió con mi cumpleaños, que aunque nunca celebro, la dirección del hotel tuvo el detalle de dejarme una pequeña tarta de cumpleaños (con su vela) y una tarjeta de felicitación, maravilloso detalle y la tarta estaba buenísima. Además al ser una fecha cercana a la Navidad había unas decoraciones navideñas impresionantes y justo coincidimos con la celebración de inauguración de las luces. Hicimos una visita guiada en el hotel con la guía Florence, muy interesante y muy amena y otra por la zona portuaria. Estuvimos dos noches (tres dias), aunque es insuficiente para disfrutar tanto de Singapur como del hotel, donde pudimos ver a duras penas la piscina que tiene buena pinta pero en ese momento caía una tormenta con un fuerte diluvio (muy frecuente allí) y además se hacía de noche. Singapur tiene tanto que ver, que es imposible disfrutar a la vez de un hotel tan bueno y de una ciudad tan bonita. Además (tampoco lo hicimos) teníamos derecho a disfrutar de todas las instalaciones del nuevo Fullerton Bay Hotel mucho más moderno, pero menos histórico. Nuestro vuelo el último día salía a medianoche pero no hubo problemas con el equipaje (nos lo pusieron en una consigna) y nos dejaron un spa para cambiarnos y ducharnos antes de ir al aeropuerto.