Encontrar un lugar asi es como haber llegado a un oasis. La calidez de su dueña al recibirnos serìa el comienzo de una experiencia muy grata. Panes artesanales elaborados con masa madre, deliciosos kuchens, buenos tès y cafès, un lugar paradisìaco, y conservas de estirpe familiar realizadas con productos autòctonos...salimos màs que felices! Se respira arte, naturaleza y excelente atenciòn. Muy recomendable una parada alli.
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