Un estupendo restaurante, con mucho para ver!!
Al reservar, te pide que aclares que lugar deseas reservar. Eso, sino lo conoces, lo entiendes al llegar, porque es ENORME y con todas las áreas diferenciadas.
Al entrar, tienes lo que llaman la zona exterior, es un lugar gigante todo techado, muy bien ambientado, ya con aire marino, pero mas informal digamos, ideal para grupos grandes.
Luego pasas por lo que es como un museo, con animales marinos, miniaturas de barcos, etc... para llegar al interior del restaurante en si. Y ahí te pierdes entre habitaciones maravillosas, submarinos, fragatas, etc.
Quieres ir probando una mesa de cada lugar!! La barra del bar es increible, te invita a sentarte tranquilamente a disfrutar un buen trago... para luego ir a la mesa.
La carta obviamente destaca la comida de mar, pero también tienes para todos los gustos.
El servicio es de primera, con una simpatía y atención muy buena.
Los niños maravillados entre la decoración, y por los meseros robots que pasean por todo el lugar! Si bien aún no entendí mucho como se relacionan con la deco marítima del lugar esos robots, sí que suman curiosidad sobre todo a los pequeños, (buen punto para el restaurant)
Te permiten recorrerlo a tu antojo, asi qeu puedes llegar a las salas VIP, las cuales son IDEALES para festejos íntimos... ojalá yo viviera en Santiago para celebrar ahí un cumpleaños, una despedida, lo que fuera!! Incluso hay salas con baño privado.
Y la decoración realmente es majestuosa, de una elegancia única! la sala de capitán sobre todo, es bellísima.
No han escatimado en detalles, y eso se nota, con la sala submarino por ej, parece que realmente podremos apretar esas perillas y saldremos a explorar.
Cuentan con una tienda de souvernir, y yo cometí el error de dejar la compra para luego de la cena, y estaba ya cerrada!! Asi que recomiendo comprarlo en la entrada!! porque tenían cosas hermosas.
Repito, si viviera en Santiago, no me aburriría de ir. Es un lugar OBLIGATORIO para todo turista.